El viento desaparece y la flota griega no podrá avanzar hacia la guerra de Troya hasta que los dioses ofendidos sean resarcidos. El pago por las ofensas es sacrificar a Iphigenia, hija del rey Agamenón. La ciudad entera, a excepción de Aquiles, espera que ella se entregue por el bien común.
Toda nuestra patria tiene su mirada puesta en mí. Si muero, evitaré todas estas atrocidades y mi fama por haber liberado Grecia será dichosa.
Padre, aquí me tienes. Por el bien de mi patria y por el bien de toda la tierra helena, me entrego de buen grado a quienes me conduzcan al altar para el sacrificio. Y, por lo que a mí respecta, ojalá alcancéis el éxito, triunféis con lanza victoriosa y regreséis a la tierra patria. Así las cosas, que ninguno de los argivos roce mi cuerpo, porque voy a entregar mi cuello en silencio con resuelta voluntad.
Iphigenia en Aúlide
Eurípides
Ifi es una joven sin recursos de hoy en día. Sobrevive como puede. No estudia ni trabaja, no sabe qué hacer con su vida. Así que se dedica a matar el tiempo: buscando gresca, emborrachándose, drogándose… Iphigenia en Vallecas, a partir de Iphigenia in Splott de Gary Owen, regresa a La Sala del Teatro Kamikaze adaptada y protagonizada por María Hervás y dirigida por Antonio C. Guijosa.
Owen, que ganó en 2015 el premio al mejor texto en el Festival de Edimburgo por esta nueva versión del mito, nos conduce por un paisaje de pobreza y actualidad para poner en primer término cuestiones socioeconómicas. ¿Qué consecuencias tienen las medidas que se han llevado a cabo estos últimos años? ¿Quién paga esos esfuerzos que piden desde Europa a los gobiernos y de los gobiernos a la gente? ¿Qué y a quién se está sacrificando?
La adaptación de María Hervás trae la peripecia hasta Madrid, porque lo que cuenta esta función está ocurriendo en muchos sitios, aquí también. Por eso esta Iphigenia no es una princesa, no tiene un héroe que se ponga de su parte ni sus conciudadanos sufren por su destino.
Lo mejor que le puede pasar es que su abuela le dé algo de dinero con el que poder olvidarse de la realidad durante unos días. Una realidad que se desarrolla en un barrio marginal donde cada vez hay menos de todo. Un barrio del que quien puede se va. Hasta que un día, en un garito, conoce a un exmilitar del que se enamora. Su encuentro impacta tanto a Ifi que siente que por fin puede dar un nuevo rumbo a su vida. Pero él no la llama, no responde a sus mensajes, incluso manda a un amigo suyo a hablar con ella. Entonces Ifi entiende lo que ocurre, entiende lo que piensa él, se da cuenta de lo que ven los demás cuando la miran: a alguien barriobajera, una quinqui, alguien, en definitiva, que no le importa a nadie.