«Blackbird”: mirlo. “Black”, negro, representa la muerte, el mal y el descenso a la tumba, mientras que “bird”, pájaro, simboliza la vida eterna y el ascenso a los cielos. El “blackbird” simboliza la tensión entre el alma y el cuerpo, lo espiritual y lo terrenal.
El Festival de Otoño a Primavera encarga a una de nuestras jóvenes y brillantes directoras, Carlota Ferrer, la puesta en escena de uno de los textos más controvertidos de los últimos años. Un thriller que narra la inesperada aparición de Una en el trabajo de Ray. Un reencuentro que pone en peligro sus vidas actuales y tensa nuestra comodidad dentro del orden moral establecido.
En Blackbird, el autor escocés David Harrower, valiente y provocador, retuerce los límites del amor, sacudiendo nuestra conciencia a través de un reencuentro que intenta curar una herida fruto de un amor imposible que aún hoy sigue abierta.
El conflicto se traslada al patio de butacas, donde el espectador, convertido en juez, va recomponiendo a través del diálogo un puzzle al que le faltan piezas. La audiencia se mantiene en un intenso debate interno dando bandazos de un lado a otro, reflexionando sobre los límites del amor, cuestionándose el concepto de amor en sí mismo y el papel que en él juegan la sociedad, la familia, la ley y la moral.
“Blackbird que cantas en la muerte de la noche
toma estas alas rotas y aprende a volar.
Toda tu vida has estado esperando
este momento para alzar el vuelo.
Blackbird que cantas en la muerte de la noche
toma estos ojos hundidos y aprende a mirar.
Toda tu vida has estado esperando
este momento para ser libre”.
The Beatles