Sobre la obra

¿Para qué sirve el amor?”, se lamenta al inicio de La voz humana su afligida protagonista, ahora que sabe que la extinción de su relación está a punto de concretarse y la incertidumbre ha dado paso a la amenaza de la separación. “He estado recogiendo todas tus cosas, las que quedaban. Siempre quedan más cosas de las que uno cree, se quedan por ahí, como acechando”.

En La voz humana, Jean Cocteau reflexiona sobre el amor como si se tratara de una enfermedad que nos incapacita, como una adicción que nos anula, a través de un monólogo que capta el desamparo, la angustia y la dependencia de quien se siente tan abandonado como el perro de la protagonista, a la espera de dueño.

Israel Elejalde actualiza y dirige el desgarrador texto de Cocteau hasta convertirlo en un intenso drama psicológico para su único personaje femenino, que requiere del talento de una actriz en su plenitud artística. En este caso, es Ana Wagener la encargada de personificar la imposibilidad del amor en un soliloquio plagado de “perdóname”, “te entiendo”, “te lo debo”, “no debí hacerlo” y otras muestras de servidumbre que terminarían por anular la personalidad de cualquiera. “Voy a ser valiente, la mujer más valiente del mundo”, se dice a sí misma la protagonista ante el lamento final. “Has sido una gran pareja o lo que quiera que hayamos sido”.

El propio Cocteau experimentó en sus carnes la dependencia cuando tuvo que sobreponerse de la muerte de su pareja, Raymond Radiguet, y de sus problemas con las drogas que le acompañarían hasta el final de sus días. Por eso en La voz humana supo plasmar la crueldad, el sadismo y el estado de sumisión al que es capaz de llegar el ser humano con tal de no afrontar la realidad. La falta de autoestima y la degradación casi patética a la que nos empuja la esperanza, por mínima que sea, de recuperar al ser amado se reflejan en este texto con toda la ansiedad que provoca hablar sin ser visto, amar sin ser correspondido.

Duración

45 minutos

Estreno absoluto

14 Diciembre 2016
El Pavón Teatro Kamikaze

“Portentoso texto, dirección de pulso medido y exacto de Elejalde, portentosa interpretación de Ana Wagener que convierte un réquiem solitario en una sinfonía del dolor”.

Javier VillánEl Mundo

“Una mujer, magistralmente interpretada por Ana Wagener, se mueve entre la soledad, el desconcierto, el abatimiento, la confusión y la desolación más íntima y desgarrada”.

José Miguel VilaDiario Crítico

“El enfoque Wagener-Elejalde –porque aquí hay un claro trabajo a cuatro manos, y en este sentido toda la propuesta es un doble acierto de dirección e interpretación– es radicalmente diferente al de otros acercamientos a este monólogo; pero eso es lo que hace fascinante esta versión”.

Hugo ÁlvarezButaca En Anfiteatro

“Elejalde prescinde de causas, culpas y razones y erige en únicos protagonistas, por encima de las personas, a sus sentimientos”.

Raúl LosánezLa Razón

“Modélica puesta en escena de Israel Elejalde, cuya estupenda versión actualiza el juego alternando dispositivo móvil y fijo. Gran lección de mesura e intensidad de Ana Wagener, soberbia en gesto y voz, que destila una desesperación en sordina, mostrando progresivamente su fatal desgarradura íntima”.

Juan Ignacio García GarzónABC

Ficha artística

Texto Jean Cocteau
Versión y dirección Israel Elejalde
Intérprete Ana Wagener
Vestuario Ana López
Iluminación Pau Fullana
Espacio escénico Eduardo Moreno
Diseño de sonido Sandra Vicente
Música original Arnau Vilà
Fotografías Vanessa Rábade
Diseño gráfico Patricia Portela
Estudiante en prácticas Enrique Sastre