Amanda va a morir. Le quedan solo cinco minutos para intentar entender dónde empezó todo y por qué. Apenas un instante para dilucidar en qué momento nació el gesto que la trajo fatalmente a este presente que se le escapa. De todos los detalles, ¿cómo saber cuáles son los relevantes? ¿Dónde estuvo el error? ¿Quién y por qué falló?
La distancia es la adaptación escénica de Pablo Messiez de Distancia de rescate, novela de la argentina Samanta Schewblin que parte de un hecho real: la intoxicación de un pueblo por el abuso de pesticidas en las plantaciones de soja. Se trata de un texto perturbador, hipnótico y lleno de intriga, con una puesta en escena compleja, sobre la pérdida de los seres queridos, el vínculo maternal, nuestra relación con la naturaleza y la enfermedad, la imposibilidad de protección y la falsa ilusión de seguridad.
La distancia trata de dar respuesta a las eternas preguntas del ser humano: ¿Quién soy? ¿Qué es todo esto? Messiez preserva la atmósfera de misterio, tensión e intriga que recorre el texto al tiempo que entreteje una función en clave de thriller psicológico donde se dan la mano el realismo mágico de la literatura popular y un ambicioso juego formal. Al final, el espectador se ve obligado a encajar las piezas del drama que afecta a sus personajes a partir de los datos precisos con los que cuenta para hacer avanzar la trama.
“La adaptación ha tratado de mantener el material inquietante de la novela y darle teatralidad”, explica Messiez. “Ha sido un trabajo estimulante, donde he buscado la potencia teatral de cada escena. La obra habla también de cómo podemos cuidar a la gente a la que amamos, de la sensación de que no podemos cuidarles tanto como queremos”.
¿Y qué es la distancia de rescate? Es la distancia relativa que separa a Amanda de su hija, el espacio que puede permitirse para estar lejos de ella sin que su vida corra peligro. Amanda se pasa el día calculando esa distancia variable y, según dice, siempre arriesga demasiado. Tal vez por eso haya elegido el campo abierto y sin obstáculos como destino para sus vacaciones. Ante ella se abre la posibilidad de estar juntas en la inmensidad, de contemplar la distancia sin tensar el hilo que existe entre ambas. Pero nada parecido a la calma le espera en el campo. Allí encontrará a Carla, a su hijo David y a un pueblo entero carcomido por un secreto tóxico y atroz, que lo corroe como a los gusanos.